Las dos neuronas de Marte
Todos sabemos que nuestro maligno menor, llamado Marte, se regodea en su casa de fuego y acción, por ser Aries su domicilio. Su energía marciana es maravillosamente útil, cuando nos abriga con calor, nos ilumina y nos inunda de energía para ejecutar la acción. Este planeta, también llamado rojo, se podría comparar con el vital torbellino de células sanguíneas que corren por nuestras venas, agitando el oxígeno, moviéndose por impulso aun contra la gravedad, corriendo el riesgo también de llevarnos a un colapso si esa sangre se desmadra y triplica su velocidad. La agresividad es una energía natural que representa a este significador astrológico y que, nos guste o no, todos tenemos en algún rincón de nuestra carta, expresando nuestros impulsos agresivos innatos. Nuestra estructura biológica tiene algunos componentes instintivos esenciales como el impulso sexual o la agresividad y ambos se relacionan estrechamente entre sí y tradicionalmente con Marte. Existe una correlación de 14 cambios fisiológicos comunes entre una persona con un momento de excitación sexual o con un ataque de ira. ¡Qué sería de nosotros y de nuestros cuerpos si Marte no se reflejara en la agresividad!
Toda materia viviente posee la tendencia innata de crecer y dominar la vida, pero cuando esa fuerza vital se ve obstruida, se hacen presente el odio y la furia. Si bien es cierto que debemos reducir la energía negativa de la agresividad, no podemos liberarnos totalmente de esa parte de nuestra propia naturaleza, por la sencilla razón de que viene en nuestro combo y porque hay una parte de ella (la sana) que debemos atender si nos interesa nuestra supervivencia.
Es decir que, si bien Marte puede descontrolarse, también nos da la voluntad de desarrollarnos, crecer, avanzar y progresar, pero si todos eso movimientos de fichas en el tablero se ven impedidos, (por modalidades en nuestra carta natal) se convierten en colera, que no es otra cosa que un movimiento bloqueado. Esa agresividad también se puede volcar hacia adentro, de manera negativa, entrometerse en nuestro “mundo interior”, atacando la mente y el cuerpo, en consecuencia, agravando la convivencia con los otros. Pero si Marte no estuviera en nuestra carta, no tendríamos el dominio de nuestro “mundo exterior”, no tendríamos el impulso de aprender cosas nuevas, ni la posibilidad de decir si o no, de leer un libro, de resolver un problema matemático complejo, de dominar un idioma, de vencer una dificultad o enfrentarnos con un obstáculo. Ni siquiera se podría expresar nuestra creatividad si Marte no nos pone en marcha y ejecuta la acción. “Marte es la fuerza que germina la semilla” y allí donde se encuentre en nuestra carta, desarrollara de manera sana su agresividad…o no. Este pequeño, tiene el poder de frústranos, generarnos conductas indeseables o dolores de cabeza, tanto como hacernos vibrar, explotar de vitalidad o generarnos escalofríos de placer. En conclusión, la expresión dispar de la energía Marciana es paradójica, por un lado, afirma nuestra identidad, pero también puede generarnos comportamientos desagradables; y esta dualidad se ve con claridad en la Mitología y las diferentes formas en que se representaba al Dios Marte entre los griegos y los romanos.
Si estas tratando de seducir a alguien y te dice ¡cómprate dos neuronas! Es porque se le escapo el carnero y seguramente en lo que menos piensa, es en hacerte el amor.
Sonia Rojas